dimarts, 8 d’octubre del 2024

TALLER DE NARRATIVA BREVE Y MICRORRELATOS-AMICS DE LA NAU GRAN

 Taller avanzado de escritura creativa



79 comentaris:

TOMAS MORENO ha dit...

Espacio para la participación del alumnado

Asun Martorell ha dit...
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TOMAS MORENO ha dit...

Dibujar especies para que no se olviden
La fundación Artimalia presentó en mi academia de arte su proyecto con la finalidad de inmortalizar algunos tipos de animales que dejaron de existir, en la mayoría de los casos, por la intervención humana.
Elegí el Canguro Grey, por recordarme vivencias con varias especies australianas en peligro de extinción. Su desaparición se debe, fundamentalmente, a la explotación de su cuero curtido y facilidad de captura.
Encontré la forma que tenía la piel de cuero tras ser curtida, que sería utilizada como materia prima para su explotación. En ella perfilé un canguro huyendo/saltando de los cazadores y recorté el perímetro para transmitir el hueco de su ausencia.

CARMEN MARCO

TOMAS MORENO ha dit...

LA VIDA SILENCIOSA
Sentía el bullicio. Estaba en un bucle oscuro que no podía comprender y rodeada de agua donde flotaba cómodamente. Sin embargo la curiosidad era mayor que el placer que sentía.
Esas voces que desprendían cariño le intrigaban. Esas luces que creía adivinar le despertaban una atracción difícil de describir.
Necesitó valor para encontrar el camino. Finalmente lo encontró.
Llegaba desnuda, dispuesta a seguir y lo hizo.

Pepa Gomez

TOMAS MORENO ha dit...

Siempre le había fascinado, desde niña, desde que podía recordar.

Su variedad de azules la maravillaban; liso y brillante como un cristal la alegraba, cuando se llenaba de algodones soñaba en jugar, cuando se formaba un yunque amenazador se estremecía y los atardeceres le evocaban pasión.

Su fascinación le llevó a las clases de pintura y las clases la llevaron a él. El grandullón que la enamoró con su mirada de cielo. Fuerte y sensible. Su compañero, amante y amigo.

Pero ahora no consigue plasmar el naranja que quiere, todo le sale mal. El lienzo está hecho un asco. Lo lleva retocando un sinfín de veces.

Se gira, le oprime el pecho, le duele el corazón; el caballete de él está vacío.

Para ella, ahora, el cielo siempre está llorando.

ANA RODRÍGUEZ

TOMAS MORENO ha dit...

Sin dudar un segundo, subió al escenario.
Empezó a actuar, con ese aire tranquilo del que ya acumula experiencia a sus espaldas y en ese momento el arma, que jamás debió de emitir más que un leve sonido, disparó un fogonazo que llegó a herir su cuerpo, dañándole la garganta.
Todos enloquecieron, la gente chillaba asustada y hasta hubo quien perdió el sentido, mientras él se tambaleaba.

Mª Amparo Carsí LLedó

TOMAS MORENO ha dit...


Horario laboral



Él es el que nos pone nombre, nos arregla los papeles, nos vacuna y nos busca un lugar donde poder dormir, en ocasiones, incluso, duerme con nosotras. Nosotras, a cambio de tanta generosidad, le ofrecemos, nuestra carne, y nuestras almas cantoras y sumisas. Lo consideramos justo, dado, que, con el buen tiempo, nos saca a comer fuera de casa por los alrededores de la ciudad y disfrutamos del aire libre.
El día que nos pidió que saltáramos la valla durante la noche para que él pudiera dormir a pierna suelta se acabaron las amistades. Ahora Orwell nos lleva el asunto las negociaciones.
AMPARO ROMERO

Encarna TC ha dit...

RELATOS EN CADENA

ENCARNA TC ha dit...

RELATOS EN CADENA (En clase, entre todos)

23-1O-2024. Case de TOMAS MORENO


Entraron en el mar de la mano con grandes zancadas, no percibieron la enorme ola que se les acercaba lentamente El reflejo de la Luna les alertó, salieron rápidamente. Se encontraron en la arena tras haberse liberado de la la, se encontraron sus ojos. Desde una ventana alguien los observaba, escondidos tras rocas sobre la arena, ellos se sintieron vigilados. Los de la ventana se miraron sorprendidos al descubrir que ellos eranlos padre de una de aquellas figuras sobre la arena .....


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Iba yo a comprar y de repente en una esquina encontré un amigo de hace muchos años, le dí un fortísimo abrazo; el empezó a temblar, a llorar a decir.
―No puede ser, no puede ser, ¡Juan Juan!.
―¿Qué le pasa a Juan?.
―La semana pasada murió de cáncer. ¿Recuerdas cuando eramos el trío calavera?.



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Anònim ha dit...

COCHE NUEVO
¡No puede ser!, exclamó entre sorprendido e indignado. Hacía poco tiempo que se había comprado un coche nuevo. Le habían dicho que ese era el mejor. Desde luego era el más caro. Circulaba por la autopista, en una tarde lluviosa de invierno, cuando de repente el flamante deportivo rojo empezó a hacer unos ruidos raros y a disminuir la velocidad progresivamente, hasta que se paró. Refunfuñando se bajó del coche, destapó el capó y miró el motor. Como era previsible no descubrió la causa de lo sucedido. Entonces llamó al seguro, cuyo operario llegó totalmente empapado y con cara de pocos amigos. Tras revisar el vehículo comprobó que estaba bien. ¿Qué le pasa?, le preguntó todavía indignado. Él, esbozando una sonrisita burlona le contestó, “Si le pusiera gasolina, el coche funcionaría perfectamente”.

ENRIQUE ALBORCH

Anònim ha dit...

LA DUDA
Renato, en un momento de reflexión y rodeado de silencio, se preguntó
¿qué pensamiento es el más frecuente en los seres humanos?,¡ cual
sino, yo diría que “ la duda”!. Como dioses que somos, hemos sido
condenados, sin un ser superior que nos dicte normas morales y
valores, a encrucijadas de incertidumbre, desasosiego y angustia. ¡Qué
caminos tomar!, ¡qué decisiones afrontar!, ¡cómo dirigir nuestras vidas!.
Hemos sido liberados de la oscuridad. ¿Pero ahora que debemos
hacer?. ¡Como siempre seguir adelante con nuestra existencia, con las
normas y valores que deban ser cumplidas!, ¡las que impongan los que
manden!.
Pedro Llopis Narbón
Relato breve y Microrrelatos

TOMAS MORENO ha dit...

LÁGRIMAS

Tras el accidente de moto no puedo mover ni un solo músculo. Ni siquiera pestañear. Puedo ver y, alguna vez, leer los labios. Para todos soy un vegetal, excepto para Camila, la estudiante que me cuida; ella sabe que estoy dentro de este cuerpo cada vez más deteriorado.
Mi mujer, Marta, acaba de entrar en la habitación; está preciosa con ese vestido verde oliva que tanto me gusta. Se acerca y me da un beso en la frente. Ya no llora con desesperación como antes; ahora solo soy una carga. Después, entra el médico con la carpeta de los papeles para que ella firme y puedan desconectarme.
Camila saca de su mochila, discretamente, una botellita de colirio y me humedece los ojos. Se dirige a Marta y le dice que estoy llorando. Marta se acerca corriendo hacia mí. Me mira. Vuelve hacia el médico y observo como le dice “no” con gestos. Él médico se va, cabizbajo, pensando que habrá que hacer más pruebas.
Camila se acerca a mi cara y me guiña un ojo. Después, Marta me besa, esta vez en la boca y me dice, despacito, mirándome a los ojos: “Te quiero, Quique”.

Margarita Arenas

TOMAS MORENO ha dit...


Sentencia ejemplarizante
La diferencia entre la persona y el personaje lleva a una presión psicológica insoportable, dijo el acusado de violencia machista en su propia defensa. Por su parte la acusación argumentó que las condiciones del ambiente son semejantes para todos y en cambio hay muchos varones cuyo comportamiento es ejemplar. Tras la oportuna deliberación el juez sentenció que se condenaba al acusado a llevar puesto durante el resto de su vida un dorsal con la inscripción SEXTA FOSA-OCTAVO CÍRCULO, destino reservado para para los hipócritas convictos en el infierno de Dante.
Deberes de la II sesión. 23-10-24
Abdón Arjona


TOMAS MORENO ha dit...

Ráfagas nocturnas

La tormenta azotaba la cabaña en la que Marta había decidido pasar el fin de semana. La luz se fue de golpe, dejándola en una penumbra densa, solo rota por los destellos de los relámpagos. Oyó unos pasos, pero no había nadie más allí, o eso creía. El sonido se acercaba, pausado, con eco. Se giró buscando algo con qué defenderse y encontró una vieja linterna en el suelo. La encendió y apuntó hacia el pasillo.

Una sombra avanzaba lentamente, y cuando estuvo a punto de gritar, reconoció el rostro de su amiga Clara. "¡Pero tú… tú estás muerta!", murmuró, retrocediendo. La figura sonrió y se desvaneció en el aire.

Al día siguiente, Marta despertó en el hospital. Los médicos le informaron que había sufrido un accidente en carretera y que, de hecho, había estado sola todo el tiempo.

MARINA PÉREZ

TOMAS MORENO ha dit...

LA COINCIDENCIA.
MARIA PILAR FEDEZ.CASTELLOTE



La botella encontrada en la arena tenía un mensaje escrito.

Juan y Pedro crecieron juntos con el sonido del mar. Compartían actividades y juegos infantiles. Más tarde soñaban aventuras. Fueron grandes amigos. Con el tiempo llegaron a profesiones diferentes. Juan, introspectivo y apasionado con los libros, llegó a ser escritor y Pedro, con temperamento inquieto y aventurero, se dedicó a la faena del mar. No cambió la amistad; sentían verdadero entusiasmo en sus continuados encuentros.

Ya mayor, Pedro en uno de sus viajes, recordó la aventura que juntos prometieron hacer el día que lograran descifrar el mensaje de la botella : !navegar hasta encontrar la isla solitaria! En la travesía fue recordando los juegos que hacían en la playa: búsqueda de conchas, estrellas de mar, caracoles y objetos perdidos en la arena. Llegó a la isla. Bajó del barco. Centrado en la realidad quedó asombrado del silencio. Contempló el lugar: rocas, huecos y pasadizos lamidos por aguas, espumas y oleajes. !Quedó sorprendido! Todos los detalles estaban descritos en la última novela de Juan.


Anònim ha dit...

LA IMPORTANCIA DE LA PUNTUALIDAD

Qué cansado resultaba saber, tanto la hora de salida del tren como la de llegada a destino, y que jamás ni la una ni la otra se cumplían.
Así las cosas, solo el derecho a la queja inútil suavizaba el enfado, aunque añadía una gota más al vaso donde almacenaba las impotencias que, por cierto, cada vez gestionaba peor.
Era muy distinta la reacción cuando ese mismo recorrido que, la llevaba a casa de los abuelos, se alargaba y se alargaba. Entonces no tenía ninguna urgencia. Representaba una pequeñísima fracción de la vida que tenía por delante. Ahora, tantos años después, siempre tiene prisa.

CARMEN

Anònim ha dit...

LA TRAICIÓN


¡No es posible!
¿Cómo ha sido capaz de hacerme esto? ¡Ella era mi amiga!
Esas fotos eran nuestro secreto y nadie más podía verlas, pero ella ha decidido publicarlas.
No puedo soportar el dolor que me produce esta traición.
No podré aguantar cuchicheos, ni miradas inquisitivas, ni risitas a mis espaldas. Necesito acabar con este sufrimiento.

Ya empieza el sopor, ya se apagan todas las luces...

lo siento mamá…

M.ª José Ferrer Fuster

CanelaNews&Others ha dit...


Sara Albirena Gutiérrez. Piura-Perú
Géneros periodísticos

TOMAS MORENO ha dit...

Mandaremos instrucciones para reanudar las clases. Por mi parte todo va bien, espero que vosotros estéis todos bien. Un saludo a Perú y gracias por interesarse. Tomás

CanelaNews&Others ha dit...

Gracias🙏🏽 Tengo narrativas que me encantaría que leyera, de ser posible enviarme úna dirección de correo: aa1canela@gmail.com
Sara Albirena Gutiérrez. Piura-Perú
Géneros periodísticos

TOMAS MORENO ha dit...

El décimo
Solo había transcurrido un mes del fatídico accidente y a Maite, cada mañana,
mientras paladeaba su primer café, la noticia zumbaba en su cabeza tal cual
abejorro: El aterrizaje forzoso de un avión, envuelto en llamas, en el que
regresaba Candela, su amiga de la infancia. «No hay supervivientes».
─Quisiera creer que es un sueño, que no es real ─pensaba, con su mano
asida a la taza de café─. ¿Quién organizará ahora, cada 6 de diciembre, esa
comida de amigos en El Palmar y se encargará de comprar la lotería de El Niño?
Y Elías, el ludópata del grupo: «No te olvides de comprar el décimo, el 20008,
como siempre; un número raro de cojones, ¡pero algún año nos ha de tocar!».
─¡¿Maite… me escuchas?! ─vociferaba Elías, la mañana del 6 de enero,
al otro lado del hilo telefónico─ ¿te has enterado? ¡Somos ricos, Maite! ¡El 20008
ha obtenido el primer premio, el gordo!
Maite, recordaba, rota de dolor, cómo rompió en sollozos, y con la voz
entrecortada, le respondió: «¿No te has enterado, Elías?... El avión en el que
regresaba Candela desde Londres se ha estrellado».
─¡No jodas, Maite! ¿Y ahora qué vamos a hacer? Candela era la
depositaria del décimo ¿no? ¡La madre que me parió! ¡Hay que buscar ese
décimo, como sea ¿eh?!
Mientras Elías continuaba, enloquecido, escupiendo maldiciones por su
boca, ajeno a la desgarradora noticia, sin mostrar un ápice de compasión, Maite
contuvo la respiración durante unos segundos y finalmente colgó el teléfono. Se
quedó sin palabras, acababa de descubrir el horror de la misera humana.
María Ángeles Martínez Cuenca
11/12/2024

TOMAS MORENO ha dit...

LA BANQUERA


En aquella cafeteria y haciendo honor a su nombre, "él templo del café", su aroma envolvía la estancia. Café con leche y tostadas o un chocolate calentito con churros era nuestro desayuno diario; unos veinte minutos en los que hablábamos de lo vivido el día anterior, o alguna curiosidad de nuestros tiempos pasados. Yo solía hablar algo mas, de mi trabajo atendiendo al publico, narrando algunas anécdotas vividas, mi experiencia conviviendo con personas sordas de mi familia; ella hablaba menos, sin embargo su dulce voz hacía que cada una de sus palabras, frase o relatos, pocos bien es cierto, expresasen sentimientos. Su aspecto frágil parecía contrastar con su fuerza interior. Me trasmitía fortaleza para seguir cada día. Gracias a los desayunos de aquellos tres meses, aproximadamente, viví reconfortada y agradecida. Terminado nuestro desayuno diario, salíamos, yo caminaba a la oficina, ella a la parada del autos bus. Aquel día antes de doblar la esquina me volví a mirarla. Estaba bajo la marquesina,sentada en el banco sujetando su maleta. Estaba en casa.


Encarna Taberner C. (24-10-2024)

TOMAS MORENO ha dit...

EL GUATEQUE

Su hija ha escogido su ropa, discreta y cómoda pero elegante. Peinada y maquillada para la ocasión. Acomodada en un lugar preferente y rodeada de flores, aunque no alcanza a leer sus misivas. Es una pena que este recinto interior oculte la primavera.
En la entrada, los hermanos reciben a los asistentes. Se respira un ambiente de abrazos, besos y hasta alguna lágrima. Conversaciones pobladas de recuerdos y murmullos de utópicos reencuentros que nunca llegaran.
Sus nietos, charlando con sus móviles, rodean la mesa del tentempié. Tan sólo reconoce algunas viejas caras desdibujadas, casi olvidadas, que con marcha lenta se acomodan en los divanes que la rodean, porque” los suyos” hace mucho que se fueron.
Es entonces, cuando su cuerpo inerte, recostado en su féretro, reconoce su muerte, y deja escapar a su espíritu.

Inma Sierra

TOMAS MORENO ha dit...

EL BOSQUE
Ayer soñé, como otras muchas veces, que andaba por el camino del
bosque. El día era brumoso y amenazaba lluvia, árboles de todo tipo:
castaños, robles, tilos, hayas y abedules desprendían de sus ramas una
alfombra de hojas rojizas, ocres y de colores otoñales.Algunos
aparecían caídos por el paso del tiempo, otros habían sido talados. De
repente una figura espectral, cubierta con una túnica negra que le cubría
de los pies a la cabeza se cruzó en mi camino y me miró de soslayo, yo
también, pero no cruzamos ningún saludo, todo mi ser experimentó una
sensación extraña, como de un mal presagio. Por suerte, más adelante,
escuché una voz infantil, que me llamaba ¡abuelo!. Un nuevo ser
recorrerá el mismo camino.
PEDRO JOAQUÍN LLOPIS

TOMAS MORENO ha dit...

UN BESO MÁS.
Floren Carrillo.


A Gema le hervía la sangre. De buena gana le hubiera dado una bofetada. Bajó corriendo la cuesta que la separaba de su casa. Tropezó con el escalón de la puerta y apretando los labios para no gritar, subió los tramos siguientes sin respirar.
En la buhardilla olía a higos y paja; el polvo mezclado con leves rayos de luz creaba un ambiente donde se veía el aire. Movió lentamente la tela de saco que cubría el ventanuco. Él seguía allí. Su boca había perdido la sonrisa segura, desafiante, y su expresión mostraba cierta preocupación. Desde lo alto, miraba hacia el hueco por el que se asomaba Gema.
Después de todo no parece tan arrogante, y la verdad es que me gusta desde que le vi rondando mi plaza; callado, guapo, con suficiencia... Hoy, al pedirme entrar en mi casa, no sé que me pasó. Le hubiera pisado la cara para quitarle esa sonrisa.
Me ha visto en la ventana. Ha bajado lentamente, con ese andar suyo: tan elegante y provocador. He abierto la puerta. No lo he podido evitar: su beso se ha deshecho en mi boca mientras sus ojos aún sonreían al clavarle la daga.


TOMAS MORENO ha dit...

CAMALEÓN
En el umbral del vestíbulo asoma un camaleón y un corro de mujeres, entre murmullos, comienzan a codearse.
Es un Mefistófeles disfrazado de querubín. La palidez de su rostro enmarca unos ojillos azules, de mirada entre tímida y dulce, que iluminan un cuerpo escuálido, casi etéreo, y que, si no le conocieras, darían ganas de achucharlo entre los brazos.
El camaleón ha salido de caza y pasea su mirada detectando la presa. Su disfraz de impúber oculta a un perverso narcisista, ausente de empatía; un manipulador que humilla boicoteando la voluntad y los sentimientos ajenos.
El miedo amordaza a la víctima y el camaleón cosifica a su presa.
Inma Sierra

TOMAS MORENO ha dit...

JUEGOS DE VERANO
Su hermano le envía una vieja foto
—¿Te acuerdas de estas tardes? — dice su hermano por el wastapp.
—Nunca las olvidaré. ¡Qué felices éramos entonces y no lo sabíamos! —dice ella.
Mira el retrato y vuelve al ayer.
Apenas son las tres de la tarde de un tórrido agosto. El silencio sólo roto por el canto incesante de las chicharras. Casas cerradas y persianas bajadas. El pueblo entero duerme la siesta mientras Helios exhala, inclemente, sus rayos, atravesando el nítido cielo azul.
En un bancal un grupo de cinco niños se refugia, buscando la sombra, entre dos enormes algarrobos. Cierra los ojos, y vuelve a aspirar el aroma de las algarrobas maduras sobre sus cabezas mezclado con el perfume de las matas de tomillo y romero que invaden sus pies.
Abre la imagen su hermano, el más pequeño, en camiseta interior y bañador; gritando, cerrando los ojos y con los puños cerrados, como afianzando su pequeña fuerza. En segunda fila ella, detrás de su hermano, con una mano protectora sobre su hombro. En la cabeza una raqueta de plástico, cubierta por una malla de red; vestida con teja y mantilla. A su derecha una niña, algo mayor, ataviada con un sombrero de chino, los brazos en jarras, sujetando un muñeco pelón. A la izquierda, su amigo de juegos durante la espesura de la siesta; con sólo un pantaloncillo corto, y con el brazo extendido sobrevolando la cabeza de la pequeña, mirándola de refilón, y saboreando sus juegos secretos. Detrás de todos, en el centro posterior de la imagen, el niño más grande, el más robusto. Era el genio que los dirigía, el que hacía posible lo imposible. Era aquel que, con dos trapos y cualquier cosilla, les hacía soñar todo lo imaginable. Hoy, ella, era una festera y ellos su comparsa.
Al ojear los viejos retratos, olvidamos el ahora y, volvemos al pasado. Son instantes congelados de nuestra vida que inflaman, con mágica luz, nuestra memoria, para evocar vivencias que sólo nuestra mirada puede rememorar.
Inma Sierra

Anònim ha dit...
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TOMAS MORENO ha dit...

AL ALBA
Cristina S. T

Todo estaba dispuesto. La sentencia se ejecutaría antes del amanecer. Los once reos fueron conducidos hacia el patio. Ante la mirada huidiza y condescendiente del cabo primero, dos de ellos, Mateo y Luis, rozaron con sigilo sus manos mientras avanzaban. Al salir, el frío les traspasó la ropa y les asaeteó los cuerpos ya ateridos como si de cientos de alfileres se tratara.
Una vez en el fondo del patio, el sargento les ordenó alinearse delante del muro. Un denso silencio, apenas interrumpido por algún gemido entrecortado y los escuetos movimientos preparatorios del pelotón, se adueñó del aire.
Mateo y Luis se decidieron, estrecharon sus manos y así, sin desprenderse uno del otro, aguardaron el final.

TOMAS MORENO ha dit...

Goya y el perro



Los agudos ladridos se filtran por la ventana del dormitorio, llegan, como descargas, a mis oídos. Está alegre. Lo conozco muy bien. Un cuchillo de hielo penetra en mi cuarto. La noche plagada de monstruosos, aún anida en mi cama.
La tibia presencia de Leocadia ha dejado un rescoldo amable en las sábanas. Ese calor viene a recordarme la impotencia de mis años y el acuciante aroma de su piel joven.
Me levanto, corro la cortina y lo veo debatirse en la arena. Hundido, ladra, se asoma de nuevo. Los pájaros que lo atormenta, revolotean en torno a él. Sus plumajes irisados juegan con la luz. Los tres en una ceremonia de cortejo se busca, pero mi perro es incapaz de alcanzar su objetivo. Resurgir, tomar aliento, ahogarse todo en el mismo instante. Renacer y morir al igual que yo.

Amparo Romero

TOMAS MORENO ha dit...

DANA Margarita Arenas

Esa tarde no llovía, así que cuando el agua empezó a subir y a arramblar con todo lo que encontraba a su paso, nadie se lo esperaba.
Él estaba en la calle y notó el frío húmedo en sus piernas y el escozor de los arañazos provocados por unas cañas. Oyó el ruido atronador de gritos, coches y objetos chocando entre el agua enfurecida.
Vio un árbol junto a una farola. Se subió al árbol y otro hombre se encaramó a la farola. Se miraron aterrados. La corriente arrastraba a una mujer y la perdieron de vista. Un momento después, la farola cedió y vio a su compañero de riada que se alejaba como una hoja flotando en agua sucia. Él agarró con desesperación un palé que venía arrastrado por la corriente; serviría de balsa si el árbol fallaba. El agua subía con rapidez por su cuerpo: parecía sólida de tan invasiva. Notó que perdía una de sus zapatillas.
Esperó un tiempo que le pareció interminable. Oscureció deprisa; le acompañaron un silencio roto por voces y llantos quejumbrosos. El olor a humedad subía por su nariz hacia la frente hasta doler.
Poco a poco, el nivel del agua fue bajando. Chafando barro y esquivando ramas, ropa, cacerolas, sillas… llegó a su casa, un tercer piso sin daños.
Se sentó en el suelo y, en la oscuridad, notó que le faltaba una zapatilla y le sobraba el miedo; miedo que se instalaría en sus sueños hasta el final de su días.

TOMAS MORENO ha dit...

Las voces del viento"

- Tomaba un café, mientras contemplaba el verde jardín que bailaba con el viento.
- Hoy no tengo prisa, pensé y entre en el salón en busca de esa vieja caja.
- Aquí reposan pasado y presente,
los que estamos y los que ya partieron .
- Ojeo unas cuantas fotos y al reparar en esta me arrastra con ella en el tiempo.
- Cuanta gente, primos, tíos y abuelos, en aquel entrañable lugar, frecuentado por la familia desde hace casi un siglo.
- Sus calles empinadas, su fuente de aguas minerales, aquellas pequeñas casetas que eran comercios, donde vendían regalos para el paladar, cecinas, embutidos, quesos artesanos y aquellas otras, donde vendían pequeños botijos, zapatillas y aquellos inolvidables bastones que ayudaban a caminar y a subir a la ermita , que aún albergaba restos de metralla en sus paredes de tiempos de la guerra.
- Desde allí, se contempla un paisaje espectacular con una visión de 360 grados. Todo el ser cobra vida, hasta el olfato despierta con el aroma de sus hiervas
- Hay un lugar especial, un pequeño bosque de robles centenarios y encinas, que parece encantado. La luz penetra entre sus ramas y la paz en nuestro cuerpo.
- Bajando al fondo una cerca de piedra, donde pacen los toros,
como impresiona oírlos y verlos tan cerca.
Hoy escuche decir que " La vieja carrasca" ha muerto, tras contemplar cuatro siglos de historia.
Y que las bulliciosas terrazas, tan concurridas en su tiempo, donde la gente bailaba y reía, parecen dormir el sueño eterno.
- Pero también dicen , que el eco de sus voces , aún recorren sus calles cuando sopla el viento.

Cristina SOLANAS

Anònim ha dit...

Las rutinas de Luis
Cecilia, como cada domingo, esperaba a su marido, con su almuerzo
favorito: un humeante café y unas tostadas con tomate y queso curado,
aderezadas con aceite de oliva de sabor intenso y una pizca de orégano. «¡Qué
raro!, farfullaba, son más de las diez, ya debería estar aquí», mientras se movía
de una pieza a otra de la casa, con evidente desasosiego. «¿Y si lo llamo?
Enredada en una maraña de dudas, fue a buscar su móvil, lo manoseaba, lo
dejaba sobre la mesa y lo volvía a coger, de forma compulsiva.
Luis era madrugador, consecuencia de su lacónico reposo nocturno.
Gajes de la edad, decía. Ya eran 75 años los que acababa de cumplir.
Con sigilo, para no despertar a Cecilia, cruzaba el infinito pasillo de la
casa, abriendo y cerrando cuantas puertas encontraba a su paso, cuyos goznes
chirriaban, rasgando el pesado silencio que flotaba en el ambiente, hasta llegar
al cuarto de baño.
─Pero Luis ¿a dónde vas tan temprano? ─rezongaba Cecilia, que dormía
como las liebres, con un ojo cerrado y el otro abierto.
Ya en la cocina, cuyo mobiliario era sobrio pero suficiente y práctico, Luis
se preparaba una manzanilla, que tomaba acompañada de un puñado de frutos
secos; es lo más saludable, solía decir, mientras aspiraba el aroma dulzón de la
manzanilla y contemplaba, a través de la ventana, las exuberantes plantas que
convertían el patio en su paraíso particular.
Depositaba la taza vacía sobre el fregadero y se dirigía al patio, donde se
dejaba seducir por la agradable brisa de la mañana, mientras acariciaba con la
mirada su pequeño vergel: la enredadera que había transformado la pared en un
tupido manto verdoso, las rosas de los rosales, las coloridas flores de los
geranios, la parra trepadora… Con mimo, les retiraba las hojas secas, regaba
aquellas que parecían sedientas… a la vez que rociaba también el patio.
Al fondo, un pequeño porche, en el que guardaba sus bicicletas, otra de
sus pasiones; elegía una y la ponía a punto, pese a que siempre llevaba un
bombín enganchado en el cuadro. Era metódico y minucioso en sus rutinas.
Antes de salir, abría con sigilo uno de los cajones del taquillón de la
entrada, extraía su llavero, sus gafas y el teléfono móvil, por si acaso. Ese cajón,
entre todos los del vetusto mueble, era como su cofre, allí guardaba sus
cachivaches cotidianos: llavero, linterna, bolígrafos, un bloc de notas, algunos
paquetes de kleenex, inclusive alguna caja de cerillas...
Ya en la calle, antes de iniciar la marcha, se detenía a observar la fachada:
necesitaba una restauración, las inclemencias meteorológicas la habían
desgastado en exceso, alguna grieta, la pintura desconchada y descolorida y las
baldosas del zócalo amenazaban con desprenderse.
Luis, subido en su bicicleta, con brío y rictus de felicidad, atravesaba calles
y callejuelas, saludando a cuantos paisanos se encontraba a su paso: ¡Eh,

TOMAS MORENO ha dit...

La fotografía
Pablito con su hermana subieron al desván mientras sus abuelos dormían la siesta. Aquel lugar resultó excitante; encontraron herramientas diversas, dos cunas, dos tacatás de madera así como baúles de distinto tamaño. La niña se concentró en un baúl buceando entre ropas rarísimas y papeles añejos. De pronto exclamó:
–¡Mira, una foto tuya!
Mostraba una imagen en blanco y negro oscurecida por el efecto del paso del tiempo. Bajaron a preguntar a su abuela por aquel niño. Ella respondió:
–Era el tío Pablo, hermano gemelo de vuestro padre. Un día estaban jugando con una escopeta de caza y a papá se le disparó causando heridas mortales al tío.

Abdón Arjona
22 de febrero de 2025

Anònim ha dit...

EL PROFESOR

Tenía que entrar, estaba decidido desde hacía tiempo y sin embargo ahora dudaba. Comenzó a imaginar cómo
sería ese primer contacto. Lo llevaba todo bien preparado pero igual comenzaban a reírse al verle….o no. Había
pensado cómo vestirse, cómo entrar con las gafas puestas y rostro serio, dejando sobre la mesa todas las
carpetas que había acumulado para sentirse seguro.
Se repetía la frase de inicio, los gestos cercanos pero formales y no cesaba de buscar pensamientos asertivos
que le facilitaran ese momento tan importante y tan difícil. Su primer día de clase, su primer trabajo, sus
primeras palabras en público….no, no podía echarse atrás, debía llegar.
Decididamente se dirigió al aula, miró el pomo de entrada y sin pensarlo lo giró para abrir la puerta.
No había nadie. ¿Se equivocó de pasillo?

Pepa Gomez

TOMAS MORENO ha dit...

METAMORFOSIS LITERARIA

Estoy solo en mi refugio de montaña. Mi mujer estará de viaje un mes. He comprado un libro en La casa del Libro y empiezo a leerlo; lo dejo por puro aburrimiento. Decido releer algunos viejos libros. Leo uno que leí a los 40 años y noto como, sorprendentemente, me han disminuido las canas. Leo otro que leí a los 30 años; aumenta mi densidad capilar y ya no tengo arrugas. Cuando leo “La casa de los Espíritus” que leí a los 20 años ya soy un joven musculoso. Con “La Metamorfosis“, lectura del instituto, el acné se ha adueñado de mi piel. Pienso en el mal de amores, en las oposiciones, en tantas cosas...
Puedo elegir en qué momento de mi vida quiero estar: solo he de coger el libro adecuado.
Mi mujer regresa hoy. Me apetece verla, maravillosa, con sus canas y arrugas. Continuo leyendo la novela de La casa del Libro. Estoy, sin duda, en mi mejor momento.

Margarita Arenas

TOMAS MORENO ha dit...

LA CONJURA DE LA OLIGARQUÍA
Hace muchos siglos, existía un planeta en el que todos los miércoles, sus oligarcas, se reunían y desde sus mansiones establecían, frente al mapa de su mundo, su conexión on-line. Y juntos proyectaban el futuro.
Era una cuadrilla variopinta de seres, estrambóticos, mentirosos, déspotas y agitadores sociales. Juntos diseñaron una burbuja de desinformación con el propósito de manipular, explotar, embrutecer y anular la conciencia de la población. Su finalidad era controlar un imperio de idiotas.
Como en el cuento, llegó un día en que, los idiotas se rebelaron, los secuestraron y los metieron en una astronave que estalló apenas abandonó el planeta. Esa noche hubo una preciosa lluvia de “estrellas”.
Inma Sierra

TOMAS MORENO ha dit...

AMIGOS DE LA INFANCIA
¡Hombre Paco, cuanto tiempo sin vernos!, yo diría que casi veinte
años,por ahí andará. Recuerdas cuando jugábamos al fútbol, al
escondite, y nos bañamos en la alberca del jardín de mi casa, ¡que
tiempos tan felices y que buenos recuerdos me traen a la memoria!. Y
dime que ha sido de tu vida, continúe el oficio de mi padre jardinero. Y a
ti Rodrigo como te ha ido en la vida. Muy bien, nací en una familia rica,
estudié en los mejores colegios y Universidades, y me gradué en
economía, y ahora desempeño un puesto de asesor financiero en una
gran empresa. No me extraña, con tus condiciones, has llegado muy
alto y yo he continuado el oficio de mi padre, que por cierto era el
jardinero en vuestra mansión,¡ ya sabes Paco la riqueza y la pobreza se
heredan!
LLOPIS

TOMAS MORENO ha dit...

AMANECE

La luz se va filtrando por todos los espacios de las estrechas calles. Camina despacio, recreándose en las sensaciones que percibe, las casas que va pasando, los coches aparcados, un gato que se cruza lentamente, desde el final de la calle un grupo de jóvenes se va acercando, cada vez el ruido de sus voces gangosas es más fuerte, uno de ellos da un traspié, se ríen al cruzarse con ella.
Está cansada del viaje, el “jet lag” pasa factura y los nervios de volver a ver a sus padres después de tantos cambios. Cuantos recuerdos se agolpan en su mente conforme camina. Después de todo, no hace tanto ella era una más de esas jóvenes que deambulan por el barrio en busca de la última copa. Otro grupo se cruza en su camino y alguien suelta una grosería, no hace caso, lo entiende, no es habitual ver una mujer con la cabeza rapada y vestida de naranja. Sonríe, inspira y nota la paz que hace tiempo le llena el corazón.
ANA

TOMAS MORENO ha dit...

Alimento
Una tierra sin apenas vida, los pocos que habitaban se fueron ahuyentando, la falta de humanidad añadía un aire de desolación al lugar.
En la solitud de la noche solo se escuchaba el rumiar de aquella becerrilla a la que tanto quería Anastasia, meses y meses para llegar a ternera, ansiosa por ensanchar sus lomos. La hierba seca en el pesebre en los días fríos del invierno era el manjar que daría brillo a su pelo, adquiriendo el lustre propio de las reses bien tratadas.
Cuanto esfuerzo por sacar adelante al animal. Alimentar las boquitas de aquella cuadrilla de hijos no buscados, ni esperados pero que llegaron, era la obligación de una madre.
Anastasia sabía que la becerra era el consuelo y el sustento de sus pequeños, no probarían su carne, pero con su venta al tratante de animales recibiría un manojo de billetes y podría cubrir así las mínimas necesidades de la prole.
Azucena Tejado

TOMAS MORENO ha dit...

Nostalgia

Todo era gris oscuro...
Aquel sonido repiqueteaba en sus oídos. Era la música emitida sin acierto por su vecino de al lado.
Llovía, llovía incesantemente y él miraba por la ventana, imperturbable.
No se atrevía a moverse, estaba sumergido en la monótona caída de las gotas y en ese sonido incómodo que no cesaba.
Por fin, paró ese aburrido soniquete. Ya solo se oía la lluvía.
Fue una sensación de libertad, de serenidad.
La lluvía monótona caía rítmica sobre los cristales y la nostalgia era ahora lo que invadía todo.
La nostalgia del pasado, de lo que él fue. Esas ideas, recuerdos en su memoria, ahora se hacían más y más grandes.
Eran sus propios fantasmas que sin sonidos ahora, gritaban.

Mª Amparo Carsí Lledó

TOMAS MORENO ha dit...

EL MONITOR

Ana se despierta con el sonido de la alarma. Se levanta de la cama de prisa, nerviosa y aturdida. Enciende la pequeña lamparita del pasillo. Llega a la habitación de Carlos. Lo encuentra pálido y sudoroso. Le toma la mano y besa con ternura. Sus dedos ordenan el cabello con cuidado, mientras le habla con cariño:
- Tranquilo mi amor, estoy aquí, todo va a ir bien-
Acurrucada cerquita recuerda: Se conocieron muy jóvenes. !Siempre juntos! Compartieron amigos, trabajos, esfuerzos y alegrías. Tuvieron hijos.
Pasaron pequeños y grandes momentos. Repasa el nacimiento de cada bebé. Una experiencia asombrosa: !El llanto de alegría! El embeleso que producían los intentos de coger y abrazar aquella cosita rosada...
Mantenía esa madeja de vivencias con los ojos abiertos.
Pasa el instante, un parpadeo. Oye el monitor. Mira a Carlos, siente su respiración. Lee el miedo en sus ojos. Y, fundida en un tierno abrazo, olvida todo y rompe a llorar.
MARÍA PILA F. CASTELLOTE




TOMAS MORENO ha dit...

ACOSO
Floren Carrillo.


No pude más; apuntándo al más proximo, cogí impulso, y girando el cuerpo, lancé la cartera de fuelle; dentro: "El Quijote", varios cuadernos y mi plumier de dos pisos.

Estaba rodeado. Los compañeros giraban a mi alrededor y me cantaban "gordo sebooo-so", como si fueran animadores del equipo de fútbol; sabían que se jugaban un capón por cada aviso que anotaba en mi libreta. No les importaba, reían alegres y esquivaban mis carterazos.
Yo, sudaba agitado, con la cara colorada y el pelo mojado. Corría en medio del grupo que se acercaba por la espalda y se estiraba por delante.

La cartera salió despedida como si la hubiera lanzado con una honda gigante. Tenía músculo; también varios michelines de más.
-la verdad es que no me los veía tan grandes en el espejo borroso del abuelo. Mi Mamá se fue al cielo cuando casi no hablaba, y mi padre se pasaba todo el día fuera de casa-
También tenia rabia. Quería ser su amigo y ellos se esforzaban en pasarlo bien con sus insultos.
Cada día que llegaba al colegio sacaba mi libreta, y al condenado de la lista con más cruces, le aplicaba el capón con distinta intensidad, según recordara, por el insulto o patada recibida durante la persecución.
- ¿Me vas a volver a insultar?-
decía- preparando otra vez los nudillos. La respuesta solía ser muda, los ojos llorosos, con rabia también.
Yo quería ser su amigo y no tener rabia. Quería que papá y mamá estuvieran en casa.
No buscaba sus ojos con llanto encogido, ni su miedo olvidado en el campo abierto de la calle, a la salida del colegio.

Cuando me quise dar cuenta, él, mi compañero de pupitre, estaba tumbado en el suelo, con sangre por encima de la oreja. Mi plumier: abierto y roto. El Quijote, descuadernado, sembraba de hojas su cuerpo.
Era mi amigo y le quería.



TOMAS MORENO ha dit...

Sin derechos.

Sentadas frente a la Asistente Social, la mujer explicó de nuevo sus problemas, su necesidad de una casa para esos cuatro hijos que asistían a la escuela y tenían buenas notas.

―¿Una casa? Pero si tienen una casa adecuada y limpia. ¿Porque insiste tanto? ¿Y cómo la va a pagar?, fue la respuesta de la asistente social.

―Por eso estoy aquí repitió la mujer. No tengo ayuda económica, pero aquello no es una casa. Son solo tableros, puertas viejas levantadas con esfuerzo, plásticos, sin agua, sin luz, y a merced de vientos y lluvias.

―Pues no hay otra cosa. Y sonó a desinterés.

Yo estaba perpleja, solo era su acompañante, pero me daban ganas de contestar con rigidez a la joven que nos atendía tras la mesa, vestida con un traje de chaqueta que no sería de marca pero lo parecía, mientras mi acompañante vestía ropas donadas. Ella estaba claro que no iba a hacer nada.

¿No merecían aquellos cuatro niños un hogar de ladrillo con luz, agua, techo seguro, en lugar de una chabola? Salimos y yo no dejo de pensar en que más se puede hacer, para que los derechos de estos menores, sean reales.

-------------------------------------------------- Encarna TABERNER C.

TOMAS MORENO ha dit...

LA PESADILLA
Aquella noche, durante la cena, la tensión me asfixiaba. Los niños me miraban de
soslayo, sus rostros reflejaban tristeza y miedo. Yo procuraba trasmitirles seguridad,
aunque dentro de mí sentía rabia, rencor… y también, ¿por qué no? pánico. «¿Cómo
pude casarme con este energúmeno?» ─pensaba.
¡Qué ingenuidad! Confiaba en que mi matrimonio sería mi liberación y heme allí,
atrapada entre las fauces de la bestia. Me casé para escapar de una tormentosa
convivencia paterna: un padre abusador y una madre sumisa, para quien los mandatos
de su marido eran ley. Claro que no fue un matrimonio por amor, fue un matrimonio por
desesperación, que convirtió mi vida en una pesadilla.
Absorta en todas esas cavilaciones, vi cómo Julio, en un arrebato de ira, estampó
el plato de puré contra el suelo.
Tras la estampida, el silencio inundó el comedor, que, de repente, se convirtió en
la más viva imagen de una película de terror: muebles, suelo y paredes salpicadas de
puré…
―¡¿Qué pasa contigo, Esther?! ¡Estás loca!
―¡Tú sí que eres un enfermo! ¿Qué ejemplo das a tus hijos? ─le respondí,
descargando, con furia, mi mano sobre la mesa.
A continuación, abracé con fuerza a los niños y los alejé de aquel escenario. Sus
miradas de pánico agitaban mi culpa.
―¡No os preocupéis, estoy con vosotros!
Transcurridos unos minutos, escuchamos un portazo. Nos sobresaltamos.
Julio se había marchado. Suspiré aliviada, aunque su regreso me aterraba, casi
siempre lo hacía con alguna copa de más.
Horas más tarde, mi sospecha se confirmó. Empecé a escuchar sonidos,
palabros..., que alteraron mi duermevela, y me preparé para lo peor.
─«¿Dónde estás, puta? Ahora verás» ─ susurraba, quizás para evitar que Julito y
Ana se despertaran.
(Sigue)

TOMAS MORENO ha dit...

Perturbada por el miedo, agarré un búcaro de bronce, me agazapé en un rincón e
intenté contener la respiración, para evitar que me descubriera.
―¿Por qué te escondes, zorra?
2
En una actitud de osadía y con mirada de lujuria, casi tambaleándose, vi cómo se
dirigía hacia mí, que continuaba acurrucada, aturdida…
―¡Estás borracho! ─le dije, intentando zafarme de sus manazas―. ¡Suéltame, te
odio!
Pero me agarró por el cuello y hundió mi cabeza contra el colchón, apresándome
con sus brazos. Cuando consiguió reducirme, se tumbó sobre mí, sus manos se
deslizaban por todo mi cuerpo, oprimía mis pechos, por debajo de mi ropa, hasta
conseguir forzar mi voluntad. Me violó. Estuve a punto de vomitar, sentí asco, llegó a
orinarse encima de mí.
―¡Suéltame, hijo de puta! ¡Te voy a matar! ─le grité.
La rabia desató mis instintos de venganza y se inició un forcejeo. Tenía que
liberarme de aquella bestia. Saqué todas mis fuerzas, intenté apartar su cara de mi
pecho, clavando mis uñas en su rostro. Con un empujón conseguí soltarme y, como una
loba herida, logré alcanzar el búcaro de bronce y le asesté un golpe, que le dejó inmóvil
en el suelo.
Aterrada, confusa…, corrí al dormitorio de mis hijos.
―Vamos, hijos, salgamos de aquí.
―¿A dónde vamos, mamá? ─preguntó Ana.
―Vamos, cariño, subid al coche. No perdamos tiempo ─insistí, nerviosa.
Emprendimos la huida, un viaje sin destino, porque el destino era escapar del
terror.
Los niños dormían, y mientras pensaba que era necesario interponer denuncia
por malos tratos, encendí la radio. Buscaba un canal que emitiera música melódica, para
apaciguar mis tribulaciones, cuando me asaltó la noticia:
«Se ha encontrado muerto en su domicilio, en extrañas circunstancias, a un
hombre, de mediana edad, cuya identidad responde a las iniciales J.B.S. Se desconoce
al autor o autores de este infortunio. Su esposa, Esther F.J., y sus dos hijos, de seis y
ocho años, se encuentran en paradero desconocido. La policía ha iniciado pesquisas
para descubrir el móvil y al autor de los hechos».
Días más tarde, fui detenida por la Policía, y puesta a disposición judicial,
acusada de homicidio involuntario, sin cargos.
Dos meses después…
«¿Qué va a pasar con mis hijos?». La incertidumbre me carcomía.
3
En la Sala de Juicios, los interrogatorios me parecían interminables.
─«Escuché gritos entrecortados y presté atención. Después, los gritos cesaron. Al
cabo de unos minutos, vi salir del edificio, de manera precipitada, a una mujer con dos
niños, subieron a un coche y abandonaron el lugar.» ─Respondió, un testigo anónimo, a
las preguntas del fiscal.
Tanto por las pruebas aportadas en la denuncia (lesiones físicas en rostro y
brazos y alteración emocional), como por el testimonio de los testigos, el juez dictó
sentencia absolutoria, atendiendo a las eximentes de: haber actuado en legítima defensa
e impulsada por un miedo irrefrenable.
Finalizada la sesión, sin poder contener las lágrimas, pero serena, abandoné la
Sala, arropada por Olga, mi abogada. A la salida, me esperaban Julito y Ana, quienes
corrieron hacia mí, con una exultante sonrisa, fundiéndonos los tres en un abrazo
infinito. ¡La pesadilla había terminado!
~~~
Ángeles Martínez Cuenca

TOMAS MORENO ha dit...

EL PROFESOR 2
(Desde otro narrador).

Siempre recordaré aquel día. Lo tenía todo preparado para empezar mi primera clase. Antes de salir de casa presté mucha atención a mi aspecto, el traje de chaqueta, las gafas, bien peinado, lo controlé todo con cuidado. Era mi primer trabajo y no podía fallar.
También tenia preparada mi llegada al aula, de manera que los gestos y los movimientos dejaran ver la figura seria de un profesor cargado de carpetas, que de alguna manera me hacían sentir seguro.
Así que me deslicé en el hall entre los grupos de estudiantes dirigiéndome a la puerta de mi aula, donde ya me estarían esperando. Sentía un ligero nerviosismo pero no podía fallar.
Vi el pomo de la puerta, sin pensarlo lo giré y al abrirla me quedé contemplando un aula vacía.
¿Me equivoqué de pasillo?

PEPA GOMEZ

TOMAS MORENO ha dit...

MARGARITA ARENAS
AMANECER (Inicio 1)

En aquella pequeña aldea se decía que allí nunca pasaba nada, pero no era cierto: pasaban algunas cosas que jamás se olvidaban, por suerte o por desgracia, ya que se transmitían de generación en generación.
Aquella mañana sucedió uno de esos acontecimientos especiales que pasarían a formar parte de la memoria colectiva. Los habitantes de la aldea se despertaron, abrieron las ventanas y seguía siendo de noche: no había amanecido.
Ese día nadie fue a trabajar ni los niños fueron al colegio.
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AMANECER (Inicio 2)

—¡Julia! ¡Julia! —gritó Pilar por la ventana.
—¿Qué pasa? ¡Qué susto!
—Hoy no amanece. Son las 8 de la mañana y es de noche.
—No es posible. Será que va a llover y está nublado —dijo Julia.
—¿Qué tendrá que ver? Vístete y vamos a ver qué dice la gente. No despiertes al niño: hoy no habrá escuela. Y a trabajar no irá nadie.
Varios grupos de personas hablaban con nerviosismo. El desconcierto reinaba aquella mañana insólita.

El alcalde avisó a los vecinos para que se reunieran en la plaza. Por suerte, hacía buen tiempo. Los más jóvenes llevaron a la plaza tumbonas, sillas y colchonetas de la piscina próxima para que todos estuvieran cómodos.
—¿Qué hacemos aquí? —preguntó la señora Irene, de natural malhumorada y ese día especialmente iracunda.
—Esperar a que amanezca —respondió el alcalde.
—¡Menuda tontería! —protestó la vecina.
El alcalde explicó que era una emergencia y él había pensado que juntos estarían mejor, pero que si alguien deseaba abandonar la protección del grupo podría marcharse. —Pero ya os digo que en caso de evacuación nadie perderá el tiempo buscando a los demás —dijo autoritario.
Alguien se rio.
—Evacuarnos, ¿por qué? Tenemos de todo... —pero añadió con preocupación—: de momento.
Al mediodía, en la oscuridad, apareció una figura que se desplazaba a cierta distancia del grupo. Era una anciana vestida con harapos, como si procediera de la Edad Media. Una chica la siguió.
—¡Memoria horribilis, oblitus auroram! —iba diciendo la mujer.
—¡Maldita memoria, me he olvidado de amanecer! —tradujo la chica, una estudiante conocedora del latín, lengua que no estaba tan muerta.
La anciana se transformó en una sombra alargada, se acercó a una pared en la que había un pequeño agujero y se introdujo por él.
Amaneció.
La chica contó al grupo lo que había visto. Un joven de mirada avispada afirmó:
—Ese agujero es una puerta del tiempo.
—Aquí no tenemos de eso —concluyó el alcalde.

Todos volvieron a sus casas. Algunos vecinos criticaron la ocurrencia del alcalde de reunirlos para nada. Él, sin embargo, se sentía satisfecho de cómo había gestionado la crisis. Otros se quejaron de que algunos jóvenes habían disfrutado de las tumbonas y habían dejado las sillas a personas de más edad; es decir, volvió la normalidad.
Y algo nuevo se quedó para siempre: sentir la felicidad en cada amanecer.



TOMAS MORENO ha dit...

ESPIRITUS EN MI COCINA 1
La siento venir, desde donde este su espíritu, y se ha colado en mi cocina. Las manos en jarras sobre el delantal y murmurando: “el agua hasta los clavos, pruébala de sal y vigila el arroz”.
Me persigue con la mirada, su boca medio abierta por la sorpresa y el ceño fruncido por el espanto, cuando ve que abandono mi paella y me siento frente al ordenador.
El crepitar del arroz me hace saltar como una posesa, y la imagino cabeceando, intuyendo el desastre. Hoy, después de muchos años, la vuelvo a sentir junto a mí, reconozco mi rostro en su rostro y le susurro lo que nunca le dije.
Los temores de mi abuela se confirman, mi arroz es un desastre, pero no hay guiso que supere este buen sabor en mi boca.

ESPIRITUS EN MI COCINA 2

El crepitar del arroz me hace saltar abandonando el ordenador. Los temores de mi abuela se confirman y, aunque mi paella es un desastre, no hay guiso que supere este buen sabor en mi boca, cuando sentí que su espíritu se colaba en mi cocina.
Hoy la he vuelto a sentir junto a mí. Persiguiéndome con la mirada, su boca medio abierta por la sorpresa y el ceño fruncido por el espanto. Las manos en jarras sobre el delantal y murmurando —te lo dije: el agua hasta los clavos, pruébala de sal y vigila el arroz—.
Hoy, después de muchos años, mi abuela vuelve a estar conmigo y, le susurro lo que nunca le dije, mientras abandona mi cocina.
Inma Sierra

TOMAS MORENO ha dit...

TRES RELATOS, TRES INICIOS


I_n_i_c_i_o_ _c_o_n_ _u_n_a_ _f_r_a_s_e_ _q_u_e_ _d_e_s_p_i_e_r_t_e_ _c_u_r_i_o_s_i_d_a_d_
La carta llegó sin remitente, pero tenía mi nombre escrito con mi propia letra. Dentro, un mensaje breve: No salgas de casa hoy.
Miré por la ventana. Todo parecía normal. Ignoré la advertencia y salí.
Dos calles más adelante, un hombre me empujó para esquivar un auto que se subió a la acera. Jadeante, vi cómo el vehículo chocaba contra un poste.
En el suelo, junto a mí, había un sobre idéntico al que recibí en casa. Lo recogí con manos temblorosas.
Esta vez, el mensaje decía: Te dije que no salieras.

I_n_i_c_i_o_ _c_o_n_ _u_n_a_ _e_s_c_e_n_a_ _d_e_ _a_c_c_i_ón_ _o_ _t_e_n_s_i_ó n_
El auto se subió a la acera a toda velocidad. Un hombre me empujó justo a tiempo y caí al suelo, jadeando. El vehículo se estrelló contra un poste.
Aún aturdida, vi un sobre junto a mí. Lo reconocí al instante: era idéntico al que había recibido esa mañana, sin remitente, y mi nombre escrito con mi propia letra.
Con manos temblorosas, lo abrí.
El mensaje era breve, pero helado: Te dije que no salieras.

I_n_i_c_i_o_ _p_o_é t_i_c_o_
El viento susurraba advertencias que no supe escuchar. La mañana tenía un aire extraño, como si el mundo contuviera la respiración.
Sobre la mesa, un sobre sin remitente. Mi nombre, escrito con mi propia letra. Dentro, un mensaje breve: No salgas de casa hoy.
Ignoré la advertencia. Dos calles después, un auto irrumpió en la acera. Un desconocido me empujó a tiempo. En el suelo, temblando, encontré otro sobre idéntico.
Lo abrí con el corazón desbocado.
Te dije que no salieras.

MARINA

TOMAS MORENO ha dit...

LAS FRUTAS DESEADAS - 1
No tenía dientes, así que el beso fue suave como los mangos que pretendía degustar.
Lo intentó de nuevo con una manzana a la que quitó la piel y de la que pudo obtener su aroma fresco y apetitoso; la besó varias veces lamiendo su textura, para conseguir el placer de su sabor aunque no pudiera morderla.
Tal era su disfrute, que buscó una rodaja de melón y repitiendo el sabroso beso obtuvo de nuevo la misma satisfacción de creer que la comía.
Y finalmente descubrió aquella calabaza asada. Ayudándose de una cucharilla pudo introducir en su boca un pequeño pedazo que comió, aún sin disponer de sus dientes.
Quedó satisfecho.

LAS FRUTAS DESEADAS - 2
Recordaba aquellos momentos en que siendo niño contemplaba a su abuelo con cierta admiración. No tenía dientes, así que besó con suavidad los mangos que pretendía degustar sin éxito.
Veía cómo lo intentaba de nuevo con una manzana a la que quitó la piel y de la que pudo obtener su aroma fresco y apetitoso. La besaba varias veces lamiendo su textura, para conseguir el placer de su sabor aunque no pudiera morderla.
Tal era su disfrute, que fue a buscar una rodaja de melón y repitiendo el sabroso beso obtuvo de nuevo la misma satisfacción de creer que la comía.
Y finalmente le vió descubrir la calabaza asada y ayudándose de una cucharilla introducir en su boca un pequeño pedazo que pudo comer, aún sin disponer de sus dientes.
Pensó que el abuelo había quedado bastante satisfecho.

PEPA GOMEZ

TOMAS MORENO ha dit...

Inseparables
Quino se sintió incapaz de seguir adelante sin ella. Después de cuarenta años juntos, le costaba levantarse cada día. Su hija le daba ánimos. Debía disfrutar de su nueva etapa y no anclarse en el pasado. «Al menos hazlo por tus nietos —le pedía». Pero ni las palabras ni los gestos de cariño sirvieron de nada. Una mañana de marzo, tomó la decisión. Se sentó frente al espejo, abrió el cajón, desenvolvió su colorada nariz de payaso, se la colocó parsimoniosamente y, por fin, sonrió tranquilo. Con ella vivió feliz el resto de sus días.
Cristina S.
Separación
Quien bien te quiere, te hará llorar. Así lo compruebo desde hace unos días. Él me quiere todavía, y yo a él. Nos unió el trabajo, nos complementábamos, hemos viajado juntos durante décadas. Nuestras actuaciones lograban despertar en el público risas y aplausos. Cuando nuestra compañía de circo se deshizo, Quino no tuvo más remedio que desprenderse de mí, su redonda nariz de payaso. Antes de envolverme cuidadosamente en papel de seda, me despidió con un beso y me guardó en el cajón de su mesilla de noche. Seguimos cerca, pero no es lo mismo.
Cristina S.

TOMAS MORENO ha dit...

Rumbita (Intr)
Me encuentro en esa etapa de la vida en la que el paso del tiempo va dejando tantas huellas que hace difícil alisar los recuerdos.
Se me paró la vida un trece de mayo cuando la suave y cariñosa Rumbita se coló por la terraza de Benito hombre fanfarrón y malvado. Sus gritos no han dejado de resonar en mi cabeza como tampoco aquellas palabras malsonantes cargadas de odio hacia ella. Nunca se había dignado pasar a su propiedad, olía su mal humor. ¡Triste entrada en casa ajena!
¿Qué pasó esa mañana tan desaventurada para que cruzara el peligroso umbral?
Nunca lo sabré. Benito furioso y encolerizado quiso deshacerse de su presencia y con bocanadas envenenadas la espantó, ella dio un salto mal calculado en el peor de los momentos, justo cuando cruzaba la calle el camión de la basura. Su maullido de dolor se grabó en lo más hondo de mi corazón, no he logrado olvidarlo. Hay recuerdos que siempre quedan y más aún cuando son de amor.
















Rumbita (Curio)
En aquella soleada tarde de un trece de mayo, que no martes, pero como si lo fuera, se me paró la vida cuando la suave y cariñosa Rumbita se coló por la terraza de Benito hombre fanfarrón y malvado. Sus gritos no han dejado de resonar en mi cabeza como tampoco aquellas palabras malsonantes cargadas de odio hacia ella. Nunca se había dignado pasar a su propiedad, olía su mal humor. ¡Triste entrada en casa ajena!
¿Qué pasó esa mañana tan desaventurada para que cruzara el peligroso umbral?
Nunca lo sabré. Benito furioso y encolerizado quiso deshacerse de su presencia y con bocanadas envenenadas la espantó, ella dio un salto mal calculado en el peor de los momentos, justo cuando cruzaba la calle el camión de la basura. Su maullido de dolor se grabó en lo más hondo de mi corazón, no he logrado olvidarlo. Hay recuerdos que siempre quedan y más aún cuando son de amor.
















Rumbita (Desc)
Trece de mayo, el día era azulado, un olor penetrante con sabor afrutado cubría de belleza las macetas de todas las terrazas del vecindario y el aroma a primavera inundaba de color cada rincón.
Se me paró la vida cuando la suave y cariñosa Rumbita se coló por la terraza de Benito hombre fanfarrón y malvado. Sus gritos no han dejado de resonar en mi cabeza como tampoco aquellas palabras malsonantes cargadas de odio hacia ella. Nunca se había dignado pasar a su propiedad, olía su mal humor.
¡Triste entrada en casa ajena!
¿Qué pasó esa mañana tan desaventurada para que cruzara el peligroso umbral?
Nunca lo sabré. Benito furioso y encolerizado quiso deshacerse de su presencia y con bocanadas envenenadas la espantó, ella dio un salto mal calculado en el peor de los momentos, justo cuando cruzaba la calle el camión de la basura. Su maullido de dolor se grabó en lo más hondo de mi corazón, no he logrado olvidarlo. Hay recuerdos que siempre quedan y más aún cuando son de amor.













Rumbita (Tens)
En el ambiente se respiraba miedo y silencio parecía como si una tormenta quisiera arrasar toda la belleza. Los músculos se fueron poniendo tensos y en los oídos retumbaban pitidos tan bruscos que no dejaban escuchar palabra alguna.
Se me paró la vida un trece de mayo cuando la suave y cariñosa Rumbita se coló por la terraza de Benito hombre fanfarrón y malvado. Sus gritos no han dejado de resonar en mi cabeza como tampoco aquellas palabras malsonantes cargadas de odio hacia ella. Nunca se había dignado pasar a su propiedad, olía su mal humor. ¡Triste entrada en casa ajena!
¿Qué pasó esa mañana tan desaventurada para que cruzara el peligroso umbral?
Nunca lo sabré. Benito furioso y encolerizado quiso deshacerse de su presencia y con bocanadas envenenadas la espantó, ella dio un salto mal calculado en el peor de los momentos, justo cuando cruzaba la calle el camión de la basura. Su maullido de dolor se grabó en lo más hondo de mi corazón, no he logrado olvidarlo. Hay recuerdos que siempre quedan y más aún cuando son de amor.
Azucena Tejado



TOMAS MORENO ha dit...


1.- La leona
–Oye Braulio ¿has visto en las noticias las declaraciones de una leona de Ucrania?
–No, ¿qué dicen?
–Que está a punto de volverse loca, con estos ruidos espantosos que escucha a todas horas y estos fogonazos que ve desde hace ya muchos meses (la guerra dicen que se llama). Que no sabe dónde meterse para no oírlos ni verlos. Que lo mismo le pasa a todos los miembros de su grupo. Añade que no puede dormir, que no sabe qué decirle a sus cachorros ni al resto de leones de la manada. Que ella no tiene ganas de nada: ni de comer, ni de socializar con sus congéneres.
–Pues vaya un animal blando –dijo Braulio–. Ahí tienes a los ucranios, que cuando su Presidente lanza una arenga, se forman colas de alistamiento para luchar hasta la victoria final. Hoy día los leones parecen de plastilina.
Abdón Arjona


2.- Leones y cañonazos
Hoy día los leones parecen de plastilina. Mira esta noticia: “Una leona de Ucrania dice que no puede vivir entre tanto estruendo y tanto fogonazo, lo mismo de día que de noche, Si esto sigue se va a volver loca”. Añade que tanta agitación (la guerra la llaman los humanos), afecta también a sus cachorros y el resto de miembros de la manada: no pueden dormir, no tienen ganas de comer, ni de socializar entre sí, ni de nada.
–Pues vaya unos animales blandos –dijo Braulio– ahí tienes a los ucranios que en cuanto su Presidente les lanza una arenga, se forman colas de alistamiento para luchar hasta la victoria final
Abdón Arjona

TOMAS MORENO ha dit...


Ejercicio: Sobre un principio dada que está en cursiva hacer un relato. Con un principio ideado por el autor sobre el mismo tema, hacer otro relato.


Asesinar el recuerdo 1


Las vías del tren se perdían en la distancia como un alambre que se desvanece en el horizonte, Juan observaba el humo y sentía como el corazón latía al ritmo de los rieles al entrar en la estación de su pueblo natal.
En estos momentos Le resultaba extraña las sacudidas galopantes de su pecho, nacidas de no sabía dónde, tan contrarias a su temperamento. Le daba rabia la debilidad de sus lágrimas, la emoción cruel del amor. Quería permanecer muerto a todo sentimiento romántico, cómo había estado los últimos treinta años.

Asesinar el recuerdo 2


El tren navegaba raudo por la llanura, quedaban atrás, las viñas, los campos de cebada, los amarillos girasoles. Ya en la entrada del pueblo, a la vista del silo, Juan rememoró la sensación de alivio que experimento el día que dejó la casa de su padre, cuando por toda despedida, Él pronunció una frase lapidaria: “Volverás con el rabo entre las piernas”.
Bajo esa maldición vivió Juan los treinta años de ausencia en el extranjero. Hoy, cuando pone de nuevo sus pies en el andén, una emoción profunda, y olvidada inunda su pecho hasta el punto de hacerlo llorar. No llora por recordar el hielo como Aureliano Buendía, ni por verse frente al pelotón de fusilamiento. Simple y llanamente, llora al recordar el día, que siendo un niño y de la mano del padre, subió por primera vez a una locomotora.
AMPARO ROMERO

TOMAS MORENO ha dit...

LA SOLEDAD
Amanece un nuevo día. ¿Para qué?, no tengo nada que hacer. Solo, sin
familia, sin amigos ni compañeros, la jornada se presenta tediosa y
lúgubre, el tiempo sigue nublado. Por suerte duermo bajo techo y como
gracias a la caridad cristiana, mi subsidio de paro no da para más.
La caja de Pandora se ha cebado conmigo, los males me acechan haya
por donde piso: la demanda de divorcio, mi hijo muerto trágicamente en
un accidente de moto, deambulo por las calles sin rumbo fijo, no tengo
donde ir ni a nadie a quien visitar, y para mayor desgracia me han
diagnosticado una enfermedad mortal.
Caronte apiádate de mí y llévame al Hades, atravesando el río Estigia,
tengo el óbolo para pagarte el viaje.
LA GUERRA
Mi nombre es Carmen, mi marido se llama Juan, y mi única hija Virginia.
En general, somos una familia bastante bien avenida, pero, a veces,
como es lógico, tenemos nuestras discusiones sobre algunos temas de
actualidad. Mi marido, desde un punto conservador, y yo y mi hija desde
una visión más progresista.
Ayer, durante la cena, surgió el tema de las guerras actuales y de las
guerras en general. Juan, defendía que todas las guerras de la Historia
tenían sus causas y su fundamento, y de alguna manera habían
fraguado el progreso humano.Nosotras, en cambio, defendiamos que el
progreso humano -si existe- no se basa en la guerra, sino en el diálogo,
la diplomacia y en un pensamiento antibelicista, surgido desde la
Ilustración, y nunca en la testosterona, la fuerza y todos esos valores
masculinos de la antiguedad, a los que consideraba superados, pero la
Historia, por desgracia, una y otra vez se repite, gracias a la estupidez
humana.
Pedro Llopis

TOMAS MORENO ha dit...

Microrrelatos

Aquella situación me era familiar, ya la había vivido antes, todo giraba en torno a aquel lugar. Era un paraje tenebroso, gris, distante y me producía inquietud y temor. Las sombras que aparecían entre las rocas, casi dantescas, los sonidos sordos que retumbaban sin parar.Todo allí era gélido y frío, no sabía hacía donde dirigir la mirada para escapar de ese sombrío lugar, tan aterrador. Y de pronto, allí estaba con su sonrisa tierna dándome la mano, sus ojos llenos de dulzura me miraban y yo respire aliviada. Por fín, una mirada llena de amor me indicaba el camino, sabía que todo iría bien.Con esa calma, ese alivio, desperté... Eran casi las siete, volvía a amanecer.

Entre en la habitación vacía, algo me perturbó, tal vez acudieron a mi mil y un pensamientos. Me quedé en silencio, recliné la cabeza sobre la vieja almohada y todo empezó a girar a mi alrededor sin sentido, algo me llevó a un sitio tenebroso, gris, distante y vacío que me producía inquietud y temor. Todo allí era gélido y frío, no sabía hacía donde dirigir la mirada para escapar de ese sombrío lugar, tan aterrador. Y de pronto, allí estaba con su sonrisa tierna dándome la mano, sus ojos llenos de dulzura me miraban y yo respire aliviada. Por fin, una mirada llena de amor me indicaba el camino, sabía que todo iría bien. Con esa calma, ese alivió, desperté... Eran casi las siete, volvía a amanecer.

Mª Amparo Carsí Lledó
.

TOMAS MORENO ha dit...

Microrrelatos

Aquella situación me era familiar, ya la había vivido antes, todo giraba en torno a aquel lugar. Era un paraje tenebroso, gris, distante y me producía inquietud y temor. Las sombras que aparecían entre las rocas, casi dantescas, los sonidos sordos que retumbaban sin parar.Todo allí era gélido y frío, no sabía hacía donde dirigir la mirada para escapar de ese sombrío lugar, tan aterrador. Y de pronto, allí estaba con su sonrisa tierna dándome la mano, sus ojos llenos de dulzura me miraban y yo respire aliviada. Por fín, una mirada llena de amor me indicaba el camino, sabía que todo iría bien.Con esa calma, ese alivio, desperté... Eran casi las siete, volvía a amanecer.

Entre en la habitación vacía, algo me perturbó, tal vez acudieron a mi mil y un pensamientos. Me quedé en silencio, recliné la cabeza sobre la vieja almohada y todo empezó a girar a mi alrededor sin sentido, algo me llevó a un sitio tenebroso, gris, distante y vacío que me producía inquietud y temor. Todo allí era gélido y frío, no sabía hacía donde dirigir la mirada para escapar de ese sombrío lugar, tan aterrador. Y de pronto, allí estaba con su sonrisa tierna dándome la mano, sus ojos llenos de dulzura me miraban y yo respire aliviada. Por fin, una mirada llena de amor me indicaba el camino, sabía que todo iría bien. Con esa calma, ese alivió, desperté... Eran casi las siete, volvía a amanecer.

Mª Amparo Carsí Lledó
.

TOMAS MORENO ha dit...

LA SONRISA DE SOFIA
María Pilar F.Castellote

¿Alguien puede pensar que el amor es una sonrisa?

Sofía, una joven de mirada intensa y sonrisa amable, trabajaba como camarera, para costear sus estudios, en un café del centro de la ciudad. Un día, entró Lucas, joven empresario, esbelto y bien vestido. Decidido, llegó a la barra y pidió un café evitando establecer contacto visual. Sofía se sintió atraída y molesta con su actitud arrogante.

La escena se repitió muchas veces. Lucas empezó a mirar de soslayo a Sofía que atendía, con ese agrado especial, a sus otros clientes; trato que él no recibía.

Esa tarde llovía con decisión. Le vio correr tras la ventana. Abrió la puerta, dejó el sombrero arrugado en el perchero; su traje, empapado, estaba hecho un asco. Pasó al café con la cara desencajada, sin aliento y parecía cansado; le mostró una amable y tímida sonrisa y la miró a los ojos. Sofía Sonrío.






INICIO CON RECUERDO
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LA SONRISA DE SOFIA
María Pilar F.Castellote

Llovía como aquella tarde, se apoyó en el mostrador mientras recordaba el principio de su nueva vida.
Era un café del centro de la ciudad, y Sofía, una joven de mirada intensa y sonrisa amable, trabajaba como camarera para costear sus estudios. Un día, entró Lucas, joven empresario, esbelto y bien vestido. Decidido, llegó a la barra y pidió un café evitando establecer contacto visual. Sofía se sintió atraída y molesta con su actitud arrogante.

La escena se repitió muchas veces. Lucas empezó a mirar de soslayo a Sofía que atendía, con ese agrado especial, a sus otros clientes; trato que él no recibía.

Esa tarde llovía con decisión. Le vio correr tras la ventana. Abrió la puerta, dejó el sombrero arrugado en el perchero; su traje, empapado, estaba hecho un asco. Pasó al café con la cara desencajada, sin aliento y parecía cansado; le mostró una amable y tímida sonrisa y la miró a los ojos. Sofía Sonrío.

TOMAS MORENO ha dit...


LA CASA MÁGICA

En aquel jardín nunca entraba la luz. Los árboles entrecruzaban sus ramas como si quisieran proteger las historias que se habían disfrutado a ras de suelo. Era el jardín de una casa grande que hace años había acogido juegos de niños, griterío y risas, pero ahora ya no se oía nada. La tristeza impregnaba todos los rincones y hacía que te estremecieras al ver las altas copas de los árboles. ¡Todos los niños pensábamos que la casa estaba embrujada!
En aquella gran casa había vivido un matrimonio con sus dos hijos. La casa había disfrutado de muy buenos tiempo mientras el niño, la niña y sus amigos, habían crecido jugando en el jardín. Sus risas sus juegos y su alegría impregnaban el ambiente. Siempre se oía música, y voces y los árboles se abrían al cielo para dejar pasar los rayos del sol y contribuir a la felicidad.
Pero la familia se vio inmersa en un cúmulo de desdichas, como si de una maldición se tratara. La madre falleció cuando la pequeña tenía a penas 8 años, y unos años después el padre y el hijo tuvieron un accidente fatal. La niña tuvo que irse a vivir con su tía paterna y la casa se cerró durante más de 15 años. Tal vez esto determinó que los árboles decidieran cerrarse sobre sí mismos.
Ayer por la mañana, el bullicio volvió a la casa, de nuevo se oyeron juegos de niño, risas y carreras, su dueña ha vuelto a la casa y le ha devuelto la alegría. Seguro que poco a poco los árboles volverán a abrir sus ramas para dejar pasar la luz del sol, porque estoy segura que la MAGIA ha vuelto.


M.ª José Ferrer




LA CASA MÁGICA

Recuerdo una casa al final de mi calle... Era una casa grande con un inmenso jardín que durante años parecía haberse cerrado para atesorar sus buenos recuerdos. Ahora, los árboles no permitían que entrara la luz y entrecruzaban sus ramas como si quisieran proteger las historias que se habían disfrutado a ras de suelo. Hace años había acogido juegos de niños, griterío y risas, pero ahora ya no se oía nada. La tristeza impregnaba todos los rincones.
Mis padres me contaron, que en aquella gran casa había vivido un matrimonio con sus dos hijos. La casa había disfrutado de muy buenos tiempos, mientras el niño, la niña y sus amigos habían crecido jugando en el jardín. Sus risas sus juegos y su alegría impregnaban el ambiente. Siempre se oía música, y voces y los árboles se abrían al cielo para dejar pasar los rayos del sol y contribuir a esta felicidad.
Pero la familia se vio inmersa en un cúmulo de desdichas, como si de una maldición se tratara. La madre falleció cuando la pequeña tenía a penas 8 años, y unos años después el padre y el hijo tuvieron un accidente fatal. La niña tuvo que irse a vivir con su tía paterna y la casa se cerró durante más de 15 años. Tal vez esto determinó que los árboles decidieran cerrarse sobre sí mismos.
Ayer por la mañana, el bullicio volvió a la casa, de nuevo se oyeron juegos de niño, risas y carreras, su dueña había vuelto y le había devuelto la alegría. Seguro que poco a poco los árboles volverán a abrir sus ramas para dejar pasar la luz del sol, porque estoy segura que la MAGIA ha vuelto.

M.ª José Ferrer

TOMAS MORENO ha dit...

LA DAMA DEL NECESER
—Me han robado el neceser. Aquí malvivo ahora, sin autonomía, esperando el fin y sólo por cumplir las directrices—.
Johann acababa de llegar de Berlín. Sólo quería sol y fiesta. Caminaba con su mochila, buscando el emplazamiento del piso turístico, mirando el papel con la dirección.
Concheta oía las noticias mientras desayunaba.
—Otra vez, como en el 39, los malditos comunistas y los ultraderechistas se han confabulado para someternos.
— ¿Cómo quieren esos estúpidos que lleve “ese kit de supervivencia” a mis 80 años? ¿No comprenden que yo no puedo ir a la asociación de jubilados cargando con una mochila? Tengo artritis y necesito desplazarme con un andador. Sólo aspiro a ver la novela y jugar al bingo. Mi hijo me llamó apurado. Le prometo preparar el maldito kit y, es más, no salir sin él—.
Busca el neceser de flores y comienza a prepararlo: botellita de agua, tres magdalenas, la radio de bolsillo de su padre, la minilinterna regalo del bingo, un mechero y una “llumeneta”, un cargador de móvil y su botiquín (tres pastillas de la tensión; las lágrimas artificiales; “un blíster” de paracetamol; un estuche, el líquido y el sellador de la dentadura; un cepillo de dientes , una pastillita de jabón y los” pictolines”). Por último, en la parte superior, coloca el espray de defensa personal que le regaló su nieta, y la navaja automática que compró en la excursión a Albacete.
Hoy, un día más, Concheta se dirige a reencontrarse con los jubilados. Las manos sobre el andador y dentro de la cesta el neceser. Al girar la esquina un joven, alto y rubio, se dirige hacia ella con un papel en la mano.
Johann murmura: — Please madam, ¿do you nkow where this street is? —.
Concheta no duda un segundo, chillando: —¡Dios mío!, ya están aquí los rusos—.
Abre el neceser, rocía los ojos del invasor con el espray, y apoyada en el andador, saca la navaja albaceteña, pulsa el botón automático y clava la daga en el cuello del alemán. Johann cae fulminado derramando un chorro de sangre sobre el andador.
—Creen que soy una vieja perturbada, pero yo sólo he seguido las directrices. Como decía mi madre:” no pasarán y pasan morirán”. Me han internado en una residencia y me han robado el neceser. Aquí malvivo ahora, sin autonomía, esperando el fin y sólo por cumplir las directrices—.

Inma Sierra

TOMAS MORENO ha dit...

LA ESPERANZA
1. Inicio evocador
No sabía cuánto tiempo hacia que las fuerzas le habían abandonado, la cabeza le daba vueltas y ya ni siquiera notaba la sed. Le daba pena no poder ayudar a las desconsoladas madres cuyos cansados brazos no podían sujetar a sus pequeños. Los llantos, quejidos, vómitos parecía que habían cesado después de tantos interminables días.
Sería posible que sus sueños, esperanzas, ilusiones… ¡acabase ya! La oscuridad avanzaba cubriendo todo como un manto tenebroso cuando una claridad fue ganando fuerza en el horizonte. Empezó a oír una sirena, voces y notó unos cálidos brazos que le alzaban y lo transportaban a otros que lo abrazaban lo cubrían y una certeza surgió en su corazón ¡No, aquí no acabaría! Ese inmenso mar ya no sería su tumba.
2. Inicio descripción
Aparecía y desaparecía en la inmensidad, apenas era como una pequeña hoja arrastrada por la corriente. El intenso azul contrastaba con el marrón ajado de la ruinosa madera, con las alargadas figuras que sobresalían del casco, el desgastado color de sus ropas y el tono oscuro de su piel.
Sería posible que sus sueños, esperanzas, ilusiones… ¡acabase ya! La oscuridad avanzaba cubriendo todo como un manto tenebroso cuando una claridad fue ganando fuerza en el horizonte. Empezó a oír una sirena, voces y notó unos cálidos brazos que le alzaban y lo transportaban a otros que lo abrazaban lo cubrían y una certeza surgió en su corazón ¡No, aquí no acabaría! Ese inmenso mar ya no sería su tumba.
Ana Rodríguez


TOMAS MORENO ha dit...

Embarazo no deseado


El barrio periférico se debate entre el ruido de la M30 que lo circunda y el gran centro comercial. En el fantasmagórico bloque de viviendas situado más al oeste, la luz de la tarde reverbera en los cristales. Detrás de una de las ventanas, Iván apaga el ordenador personal después de doce horas ininterrumpidas de trabajo conectado a la red. A sus pies, los restos de una batalla: envases de bebidas de cola estrujados, restos de comida, clínex, bolas de papel alrededor de una caja de cartón en parte vacía.
Aún sentado en la silla giratoria que soporta sus ciento treinta kilos de humanidad, Iván se aparta de la mesa, estira los brazos entrelazados y hace crujir los nudillos. Por último, sopla, mientras piensa ensimismado, en lo que hoy ha ocurrido tras la pantalla del ordenador. Una voz femenina, aguda e imperativa, le ha repetido con insistencia dos mensajes: «¡Iván! ¡Limpia el teclado!». «¡Iván! ¡No tomes más bebidas de cola!». Está convencido qué sea quién sea la autora de los mensajes, trastea en sus archivos.
Ha reseteado el ordenador sin éxito, ha pasado el antivirus, pero la voz no ha cesado. Machacona. Tenaz.
Si hubiera tenido un amigo, alguien con quien compartir, Iván se lo hubiera contado, pero Iván es un lobo estepario. No tiene otro aliciente que el trabajo y la comida. No tiene amigos.
Hoy, incluso, mientras contempla con atención el chorro de orina precipitarse en el váter, le viene la imagen de los compañeros, el recuerdo recurrente de sus mofas y burlas cuando irrumpían en los aseos del instituto mientras orinaba y le hacían fotos con los móviles. Ni tan siquiera el acontecimiento de hoy logra espantar esas escenas.

Han pasado nueve meses desde el día en que la voz femenina irrumpió por primera vez en su soledad. Con el trascurso del tiempo, esa misma voz se ha vuelto dulce, íntima, sensual. Tal vez por eso, Iván, la encuentra en estos momentos irresistible, hasta el punto de dormir con el ordenador apoyado en la almohada. Desde entonces una extraña esperanza anida en su corazón. Se ducha a diario, da largos paseos, come con moderación.
Hoy lo despierta el sonido estridente de un llanto infantil. Comprueba que es la alarma de un iPhone último modelo que asoma entre las sábanas. «Es una criatura preciosa», llega a pensar, pero, no sabe qué hace allí. Nunca ha querido tener móvil ni nada que le recuerde el instituto. Da a la Tecla de enter, y comprueba con asombro que la voz de su amada se ha esfumado. En la pantalla parpadea un mensaje:
«Lo siento amor, un hijo no entraba en mis planes».


AMPARO ROMERO





TOMAS MORENO ha dit...

Me parece mentira que después de tantos años nos hayamos encontrado a la sombra del que fue nuestro árbol preferido en la niñez.
El estaba paseando por el bosque y como siempre disfrutando del aroma de primavera para poder olvidar los difíciles momentos que la vida le había presentado. Ya tenía el cabello blanco y cicatrices en su espíritu tras la pérdida de seres cercanos y muy queridos.
El azar nos ha juntado de nuevo y no olvidaré nuestro abrazo ni el café compartido esta mañana.
No volveremos a separarnos.
PEPA GOMEZ

TOMAS MORENO ha dit...

Una imagen reveladora
Relato circular
Mientras disfruta de su desayuno —una taza de café humeante bien cargado—, acostumbra a leer las noticias en el móvil. De pronto, una imagen le acelera el pulso y le altera la respiración. Desearía equivocarse. Amplía la foto. Vuelve a observarla. Sus dudas se esfuman. Es él. En la fotografía seleccionada para ilustrar la información sobre las cifras del paro, su marido, trajeado como acostumbra a ir al despacho, aguarda su turno en una nutrida fila ante la oficina de empleo.
Sus ojos no la han engañado, se los tapa con la mano y se le llenan de lágrimas. Rememora su abrazo de esa mañana. Preguntas sin respuesta se acumulan en su mente. Bebe un sorbo de su café recién hecho. Se ha quedado frío. Ella, helada.
Cristina S.T.

TOMAS MORENO ha dit...

LA RESIDENCIA.
Floren Carrillo

¡Qué delgado te encuentro! Te han puesto ese traje que no me gustaba.
¿fuiste tú quien quiso venir?; no recuerdo bien. Después del ictus te resultaba difícil levantarte del sillón. Quizás eso fue al final. Me cuesta recordarlo. Ha pasado demasiado tiempo. No sé muy bien cuánto. Sé que me resultaba complicado venir. Ya sabes: la empresa, la fiesta de los niños, la tertulia, ese día con los amigos y esos otros... Mientras te podías valer, aún podíamos comer juntos en alguna celebración especial; ¿Te acuerdas de la última? Seguro que lo pasamos bien. Hacías un poco de víctima: Dolores, soledad, mala comida, falta de atención...
Hoy te veo estirado con tu brazos cruzados y me veo yo tambien;
Estoy cómodo así tumbado. No sé si eres tú o soy yo. Dicen que me ha dado algo y tengo que estar aquí. Me odian: no colaboro, que lo hago aposta.
No sé que me pasa. Me duele todo, estoy solo, no vienen a verme, no se cuántos hijos tengo.
Hijo, no oigo bien tus palabras dímelo más alto.
<¡Que delgado te encuentro!>

TOMAS MORENO ha dit...

Cansada
Caminaba cabizbaja, los ojos hinchados y las piernas apenas estiradas, solo lo suficiente para dar un paso corto detrás de otro, Luisa sentía un cansancio y no podía decirse que fuera solo físico, las vías del tren se alejaban cada vez más a pesar de que aparentemente estaban al lado.
El corazón parecía que quisiera escapar, pero los ojos borrosos ofuscaban el convoy. Luisa con poca luz en la mirada hacia esfuerzos para levantar los párpados que no se sostenían y caían oscureciendo el recorrido.
El agotamiento acompañado de un grisáceo miedo se apoderaba de ella cada momento con más fuerza. Por megafonía se anunciaba la salida del tren hacia Gijón, temía quedarse en tierra y pasar una noche más en el hospital cuidando a su tía Lupita, inerte, blanquecina y adornada de goteros en aquella fría habitación del hospital Doce de Octubre.
Tía Lupita, la hermana pequeña de su madre con la que tantas noches compartió cama saboreando el aroma de las historias que le relataba con especial dulzura. Ella no tendría más de siete años cuando se quedaba a dormir en casa de su tía, para hacerla compañía decía su madre, el tío Luis murió de repente y dejó un gran vacío.
Avatares del destino, ahora ha vuelto a compartir habitación que no cama con ella, han pasado más de treinta años, Luisa arrastra una tremenda depresión porque el gran amor de su vida dejó de serlo hace menos de tres meses, una peritonitis inesperada le dejó pegado en la mesa de operaciones un claro día de primavera, ¿quién se lo iba a decir a ella?
Sin muchas fuerzas abandonó por unos días el sonoro y musical oleaje de su apartamento al lado del mar para acariciar la mano de su tía Lupita, ¡guarda tan buenos recuerdos de su infancia con ella! , pero ya es el momento de regresar a la tierra donde vive, tierra del que fuera su marido y hace años la suya: Gijón, necesita descansar, los días en el hospital han añadido si cabe más dolor a su mirada. La tía que tantas historias compartió con ella vive una etapa final y ha podido sentir el calor de su cariño.
Azucena Tejado

TOMAS MORENO ha dit...

CELOS
Mi casa, nuestra casa es un desastre, un caos: ropa, libros, papeles por doquier; la cocina
con vasos sucios y botellas vacías. No he abierto las ventanas. Hace tiempo que no
duermo en la cama, dormito en este viejo sillón cada vez más desgastado. Mi hermano
vino ayer y metió algo de comida en la nevera; se llevó una bolsa antigua de basura y se
despidió de mí desde la puerta, con un «adiós» que bien podría haber sido un «hasta
nunca» por lo lamentable de mi estado.
Me insistió en que hoy vendría mi abogado, del que no recuerdo ni el nombre. Me
levanto del sillón y me dirijo a la ducha. El agua recorre mi cuerpo y siento una calma
pasajera. Me miro en el espejo y veo mi cara demacrada y mi cuerpo consumido por el
abandono.
Busco una camisa en el armario y el dorso de mi mano roza tu bata de raso; suave
como tu cuello entre mis dedos despiadados; veo el terror en tus ojos pidiendo clemencia.
Saco del cajón de la cómoda, una caja metálica con pastillas que preparé hace un
tiempo para cuando llegara el momento. Cojo los dos vasos de cristal tallado que me
regalaste, bellos y sofisticados como tú: uno con tu inicial y otro con la mía; pongo ambos
en la mesa. Espera la última botella. Sirvo ambos vasos aunque sé que nadie beberá en
el tuyo. La única pregunta que me hago es qué se acabará antes, el whisky o mi vida.
Oigo el timbre, primero pausado, después rápido e insistente. No abro. No hay
letrado que pueda reducir mi pena. El vaso cae de mi mano, mi cuello se inclina. En la
nuca, noto tus labios húmedos y generosos, tal vez algo más fríos.
Silencio y noche.
Margarita Arenas

TOMAS MORENO ha dit...

Siempre he sentido una atracción especial que no soy capaz de describir por los hayedos. De hecho, todos los veranos paso una temporada paseando entre ellos y siempre comento: cuando me convierta en cenizas quiero que me traigáis a vivir entre hayas.
Un día caminando a través de estos bosques noté de repente un rayo de sol que me dio directamente en los ojos. Se produjo una extraña sensación de calor y vibración en mi interior. Cerré los ojos y respiré el viento, el sonido de las hojas y el cantar de los pájaros.
Cuando abrí los ojos todo a mi alrededor había cambiado. Pude sentir el latido del bosque, como mi cuerpo se había convertido en un haya, la sabia circulaba por mis venas, mi pelo se movía a compás de las hojas que me rodeaban, los pájaros me acariciaban con sus aleteos. Experimenté a través de mis raíces como me comunicaba con todas las hayas que había a mi alrededor.
Volví a cerrar los ojos y permanecí en este estado de inmensidad indescriptible. Viví la sensación de que el tiempo ya no existía.
Cuando finalmente abrí los ojos y mire a mi alrededor sólo sentí que flotaba y que una nube de felicidad me envolvía.
Nunca más he vuelto a vivir esta experiencia pero siempre quedara en mi memoria.

M. Ángeles Núñez-Flores Rubio

TOMAS MORENO ha dit...

EL DESAHUCIO
No salgo de mi asombro ¡¿cómo es posible que ese perroflauta de Rodolfo no
desocupe mi apartamento?! Con una sentencia judicial a mi favor y el tipo
haciéndose el longuis «es que no encuentro casa», me dice. Cuando ¡ojo!, hace
más de tres años que expiró el contrato de arrendamiento.
¡Je, je… y ese usurero de Antonio! Ahora quiere hacerme creer que
necesita este apartamento para su hijo, pero a mí no me engaña, ¡¿será por
casas?! … el tío está forrao, pero se ha empeñao en ponernos de patitas en la
calle. ¿Qué pretende? ¿que vivamos debajo de un puente? ¡Puto mundo! Yo
podría vivir bajo un puente, pero los chiquillos no, hombre, no… un poco de
compasión, que estoy harto de decirle que estoy buscando trabajo y casa sin
parar…
¡Pues no me dice que busca sin parar! Ya lo veo yo, ya…, pero es en la
puerta del bar, fumando y bebiendo… ¿así busca? ¡Venga, hombre, a mí ese
granuja no me la pega!
¡Ay, Antonio! Ahora me arrepiento de haber querido ayudar a esas pobres
personas.
Mira que te lo advertí, Ofellia: «¿Estás segura? A mí esa gente no me da
buena espina».
«Ya, ya, Antonio, pero cuando acudieron a Cáritas, tan indefensos…, no
pude evitarlo, sentí compasión por ellos. Los padres serán unos ‘cabezas locas’,
pero ¿qué culpa tienen sus hijos?».
Bien sabes que le he dado muchas oportunidades a ese desaprensivo,
con tal de evitar el trámite judicial, porque como se suele decir: «¡pleitos, ni
aunque los ganes!». Pero no me quedó de otra ¡¿Y la justicia!? Qué me dices,
casi tres años para resolver una demanda y poder recuperar mi casa. Y es que
la ley parece que solo favorece a los delincuentes.
Cuando se personó la policía con la orden de desahucio, la vivienda había
sido desalojada.
¡Ah!, y ahora espero que ni tú ni tus amiguitas de Cáritas me volváis a
venir con vuestras habituales pretensiones de «salvavidas», que si qué pena,
que pobre gente…, eso se acabó. Estoy de la pobre gente hasta los cojones,
que se espabilen y busquen trabajo, como hemos hecho todos, ¿os que nos ha
caído del cielo?
Transcurridos varios meses, una tarde, Ofelia llegó a casa,
cariacontecida. «¿Sabes quién ha venido hoy a Cáritas, pidiendo ayuda para una
vivienda?» «¡Ah, no, no me lo digas! Seguro que es ese perroflauta de Rodolfo,
pretendiendo que le alquilemos el apartamento». «¡No salgo de mi asombro!».
Ángeles Martínez Cuenca_abril/2025

TOMAS MORENO ha dit...

Sueños vívidos

Madrid, verano del 2010. Días muy calurosos con los ojos puestos en el mundial de futbol.
Manuel vivía con su abuela y se encontraba en su habitación, situada en un altillo, al que se accedía por una escalera de caracol, era la fotografía perfecta de lo que puede llegar a ser el universo de un adolescente: un póster firmado por Nadal, una mirada cómplice de Rosalía desde el techo abuhardillado, la play cinco, un balón de reglamento y sobre la cama una camiseta de la selección española.
La habitación era grande y soleada porque contaba con dos ventanales que daban al Manzanares. Desde allí Manuel solía fantasear con su futuro y a menudo soñaba con ser un futbolista famoso.
Aquella mañana, algo había cambiado cuando se asomó por los ventanales, ya no se veía el río Manzanares, sino que las vistas daban directamente al campo de fútbol Santiago Bernabeu. Era como si estuviera situado en las gradas del campo. Al principio pensó que eso era imposible, pero cómo no le disgustaba la idea llamó a gritos a su abuela para que le dijera que es lo que ella veía. Cuando la abuela subió y miró fuera, le dijo que ella veía el Bernabeu. Manuel le insistía, ¡pero abuela eso es imposible!, nuestra casa da al río no al campo de futbol. Esto es una verdadera locura repetía Manuel, pero su abuela seguía diciendo que estaban en la gradas. Tan segura lo afirmaba que Manuel pensó que sólo había una forma de descubrirlo y era lanzarse por la ventana al campo para averiguar si era real o simplemente un sueño, como el pensaba. Su abuela no quería porque era peligroso, pero Manuel estaba decidido así que se lanzó al vacío.
En unos segundos salió de dudas cuando vio, que su caída era tan suave como la de una pluma. Claramente todo había sido un sueño, pero era tan real… Tal vez había sido al calor o a la emoción que sentía por poder acudir a apoyar a su equipo, pero nunca antes lo había vivido; así que llamó a su hermano que era médico, y este le explicó que esos sueños existen y se llaman “sueños vívidos o lúcidos”.

M.ª José Ferrer



*** Los sueños vívidos, también llamados sueños lúcidos, son sueños que parecen muy reales y en los que la persona es consciente de que está soñando.

TOMAS MORENO ha dit...

Oigo a mi hija en la cuna y la tomo en brazos. Acaricio sus manitas. Ella se aferra a uno
de mis dedos. Noto la suavidad, la calidez y ese aroma a colonia infantil.
Pienso que he de llegar pronto al teatro para familiarizarme con el escenario y con
la ubicación del piano.
Oigo a mi esposa:
—Jaime, ¡qué bonita es nuestra hija! Su sonrisa es como la tuya.
Vencido por la tristeza, digo:
—Daría todo lo que tengo por veros, a ti y a la niña, cinco minutos.
—Cariño, tú nos ves con tus manos —dice ella, reprimiendo el llanto.
MARGARITA ARENAS

TOMAS MORENO ha dit...

Deberes de la sesión IX. 2 de abril de 2025

Los buenos modales
Una mosca tropezó por azar con una tela de araña; al darse cuenta creyó que debía buscar a la dueña para disculparse. Avanzó hacia el centro y al verla dijo:
—Siento haber invadido su intimidad, no era mi intención molestarla.
La araña respondió:
—Está disculpada pero no se preocupe, no volverá a suceder.

Abdón Arjona




TOMAS MORENO ha dit...

FIN DE TRAYECTO
— No me gusta la ciudad dónde vivo.
— No me gusta mi centro de trabajo.
— No me gusta la familia con la que vivo; mi marido y mis hijos.
Veinte años contenida y el olor a primavera la ha despertado de su letargo.
Deja sobre la mesa, las llaves, el móvil y una nota:
” Renuncio a esta menospreciada lucha. Fin de trayecto”.
Sube al tren, entre sollozos, y cerrando los ojos saborea su soledad, para exiliarse al futuro.
Inma Sierra


TOMAS MORENO ha dit...

DERIVA

El corazón seguía latiendo, aunque ya no estaba en su pecho.
La operación fue un éxito, dijeron. Pero desde entonces, Ernestina escuchaba sus propios pensamientos con eco, como si alguien más pensara con ella. Soñaba con manos que no eran suyas y recuerdos que no vivió. Una noche, entre sueños, el corazón habló y no era su voz.

MARINA

TOMAS MORENO ha dit...

Aquella tarde de marzo era cálida y tranquila, el sol brillaba tras tanta lluvia y caminaba sin prisa por el sendero, ya tan familiar para él, que le llevaba al viejo parque. El paisaje que le acompañaba cada paso era mágico, aquellas flores pequeñas y amarillas que asomaban tímidas entre la hierba, no las había visto antes. Todo emitía paz, belleza... ¿ Desde cuando estaban allí?, eran las protagonistas de un lienzo, todo aquello era perfecto para ser pintado.
De repente, cambió su gesto, aquella sutil sonrisa desapareció de su cara, a su mente llegaron otros pensamientos, otros lugares, otros tiempos. Se veía ante el espejo, derrotado, inmerso en mil dudas y peligros, no, él no quería realizar aquello que le obligaban a hacer.
La senda de las pequeñas flores amarillas, terminó. Había llegado a su destino, se sentó en aquel banco y espero. El sol le daba calidez a su cara y entornó los ojos, se oía de fondo algún leve sonido, pero su mente se mantenía ausente, no quería recordar, alejaba de sí todo pensamiento que sin permiso, acudía a su cabeza. Hasta que de repente, una fría sombra tapó el sol que le calentaba. Abrió los ojos inquieto, pero no había nada. Esa sensación de intranquilidad y miedo también las sintió el día que tomó la decisión equivocada. Volvió a cerrar los ojos con rabia.
El olor a bizcocho caliente, la ternura de la mano de su madre llevándolo al colegio, le hizo levantarse de golpe. Pero, estaba allí solo, frente a la nada, allí solo, en el viejo parque.

Mª Amparo Carsí Lledó

TOMAS MORENO ha dit...

SUEÑO VITAL
En una habitación en penumbra, un hombre sentado en un silla
contempla a su alrededor como cientos de personajes lo observan, sin
mediar palabra alguna. Espejos al fondo de toda la estancia
multiplicaban esas imágenes. Parecían figuras fantasmagóricas, pero
no, eran personajes que reconocía del pasado, del presente, y quizás,
del futuro. Todos ellos formaban un caleidoscopio vital que se agolpaban
a su alrededor. Es un sueño que tengo a menudo, y no consigo librarme
de él.¿Pero realmente es un sueño, es la realidad, o es ambas cosas?.
Pedro Llopis

TOMAS MORENO ha dit...

FLORES AMARILLAS

TOMAS MORENO ha dit...

EL TRASLADO
PEPA GOMEZ
Lo había decidido por varios motivos. Tenía que cambiar el escenario que le rodeaba y todo aquello que pudiera devolverle recuerdos de su vida anterior.
Vendió los muebles, vació armarios, regaló muchas cosas y al atardecer, salió de la casa cerrando la puerta para siempre.
La sorpresa fue ver en la calle esas dos sillas que parecían hablarse y que nadie se había llevado. Las que fueron testigos de muchos momentos alegres, que escucharon tantas confidencias y palabras de amor.
A esas no pudo abandonarlas… se las quedó.